Ahora duele, llueve, caen tormentas, desde el momento en que te vi marchar. Y lo único que me queda de tí son las huellas de tus dedos en mi espalda. Tu olor en mi ropa, tus caricias enredándose en mis besos. Pero sobre todo, lo que sé que nunca nunca se irán serán nuestros recuerdos. Allí siempre estaremos juntos. Siempre.
Pero hoy todo es diferente. Tu me dices que te vas, y esta vez será definitivo. Y yo, como una imbécil te llevo las maletas.