Seguidores

jueves, 22 de septiembre de 2011

No hay hachís que coloque este desorden.

Desde que te fuiste te he odiado como a ninguno, he hecho mil y una promesas diciendo que ya nunca más seríamos dos. He llorado gritado y roto todas tus fotos.
Sin embargo hoy has vuelto, tal y como siempre hacías, vestido con esa sonrisa que sabes que tanto me gusta. Has vuelto, y lo has vuelto a descolocar todo, como hiciste la primera vez.
Y me preguntas que si te he echado de menos. Es la peor pregunta que me has podido hacer. Todavía, aunque me joda admitirlo,no he aprendido a contestarla.

jueves, 8 de septiembre de 2011

No me digas para siempre.

No lo hagas si sabes que mañana no estarás.

Seamos claros. A partir de este momento hay un muro entre tú y yo, que nadie ni siquiera nosotros vamos a derribar. Es más, cada día lo hacemos más fuerte. A partir de ahora empezaremos a romper con todo pero sin romper nada, como tu me enseñaste, como yo aprendí. Ahora voy a dejar de hablar de un "nosotros" porque sí, porque no me apetece. Todo cae por su propio peso, y nosotros ya nos hemos estrellado. Y luego volverás, pidiendo perdón como solías hacer siempre, prometiendo que todo sería diferente. Pero ya será tarde. Si, te diré que ya no es el momento, que yo ya no quiero, mientras que con el mando de la tele cambio de canal, tanto como tú cambias de chica.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Cara: No volverte a ver. Cruz: Quererte para siempre

Le echaba de menos. Le quería de más.
No entendía nada de lo que estaba pasando. Es más , se prometió a sí misma que no volvería a suceder, que ya no dependería de nadie para sacar esa bonita sonrisa. Pero una vez más falló, aunque eso sea lo que menos la preocupa ahora mismo. Quiere verle, eso es lo importante. De nuevo empezó a escribir en los bordes de los cuadernos su nombre y el de aquel chico. "Infantil" solía repetirse a si misma.
Pero hay cosas que son como el respirar. Inevitables.

viernes, 2 de septiembre de 2011

El motivo de esta carta es pedirte que no vuelvas.

Ya se ha desecho la tarta, ya se apagaron las velas.
Porque después de tantas cosas vividas contigo, de tantas promesas que todavía no has cumplido, te puedo decir que no han quedado resquicios ni de cada una de tus miradas, ni de la hostia que nos metimos.
Todo el tiempo que pasé contigo son horas perdidas en el reloj.
Y sólo explicarte, que después de tanto tiempo, ya no me ata a tí nada, ni el más mínimo sentimiento.

Escondiéndote entre falsas caricias.

Tú, queriendo comprender el cómo y el por qué mis besos se volvieron cenizas.
Yo, me pierdo como ayer, entre hojas de papel intentando dibujar tu sonrisa.
No me hables de cambiar, para eso es tarde ya, de nada nos sirvieron las prisas.
No me hables de luchar, no quiero comenzar otra lista de batallas perdidas.

Y puede que esta al final, solo sea una más de nuestras relacciones suicidas.


jueves, 1 de septiembre de 2011

Imposible sólo lo dicen los cobardes.

Recuerdo aquella noche, aquel amanecer, los dos, a tan poca distancia que conseguía oir tu respiración entre el bullicio de la gente. Tan cerca que nuestros labios acabaron tan juntos como nosotros.
Lo recuerdo, mi sonrisa no para de darme la razón.
Y al mismo tiempo que se hacía de día, desaparecías de mi lado, pero sigo esperando a que vuelvas, aunque sepa que eso no va a pasar. ¿Imposible? Lo más probable. Llámame cobarde si así lo piensas, y si no, vuelve y dime que no lo soy, mientras que me haces callar con otro de esos besos. Esos putos besos que crean mi adicción.