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jueves, 29 de diciembre de 2011

Tu nunca dices si, yo nunca digo no.

Aqui seguía ella, esperándote aún sabiendo que lo más probable es que no vinieras. Miró su reloj, ya eran mas tarde de las 10, y el frio cada vez se notaba más. Te llamó varias veces, pero nadie contestaba. Pero la daba igual, lo único que ella quería era verte, estar contigo como aquel día, aunque tuviese que esperar.
Iban pasando las horas, y ya no la quedaban fuerzas. Miró el móvil por si acaso llamabas, pero nada. Sus ojos empezaron a nublarse, estaban llenos de lágrimas. Pensó que tal vez no era suficiente para ti, que para ella tu eras una prioridad, y ella para tí una opción. De repente sonó el móvil. Eras tú. Dijiste que tenías que hacer algo importante, y no podrías quedar con ella.
Lo único que pensó ella fue: Ultimamente, se nos va todo muy facilmente a la mierda...

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