Iban pasando las horas, y ya no la quedaban fuerzas. Miró el móvil por si acaso llamabas, pero nada. Sus ojos empezaron a nublarse, estaban llenos de lágrimas. Pensó que tal vez no era suficiente para ti, que para ella tu eras una prioridad, y ella para tí una opción. De repente sonó el móvil. Eras tú. Dijiste que tenías que hacer algo importante, y no podrías quedar con ella.
Lo único que pensó ella fue: Ultimamente, se nos va todo muy facilmente a la mierda...
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